El mundo es está cada vez más volátil e incierto. En la última década, las tensiones geopolíticas y el nacionalismo reaccionario ganaron más fuerza que nunca. Nuevas tecnologías transformadoras pusieron en juego dictámenes sobre el futuro de la seguridad, la gobernanza y la economía. A pesar de que cada vez hay más evidencias sobre los efectos de la acción humana en el medio ambiente, las medidas necesarias para contenerlas parecen cada vez más lejanas. Como parte de esta escalada global de desafíos, América Latina vive una de sus décadas más turbulenta.

Continuamente sacudida por escándalos de corrupción, violencia, crímenes ambientales, acentuación de las desigualdades y en medio de una constante recesión económica, América Latina asiste a su más bajo indicio de confianza en la democracia. El populismo y el autoritarismo, nuestros viejos conocidos, resurgen subsidiando ataques al espacio cívico y las libertades. Hoy también presenciamos un aumento inédito en los flujos de refugiados y desplazamientos internos, con señales de que puede empeorar aún más.

Hoy el escenario es muy diferente de cuando empezamos a trabajar. El año pasado vivimos una de las más intensas elecciones presidenciales: México y Brasil que ejemplifican la polarización de la región. Ante esto el futuro de la seguridad pública, de los derechos digitales, de la violencia urbana, del medio ambiente y de la cooperación internacional estuvo en el centro de los últimos debates electorales y en muchos casos la ciudadanía perdió.

Mirando en retrospectiva, a pesar de las dinámicas desafiantes tanto en la esfera global como en contextos regionales y nacionales, en Ciudadanía Inteligente realizamos avances importantes en nuestros 10 años. Contribuimos con la ampliación de la cultura de la transparencia pública y la ola de denuncias de los crímenes cometidos en el ámbito del Estado. Logramos influir en los programas de gobierno y fiscalizamos a las autoridades sobre sus compromisos de programas de gobierno.

Actualmente vemos signos de resistencia cívica al nacionalismo reaccionario, especialmente por parte de ciudades y coaliciones de activistas. Los esfuerzos en seguridad ciudadana en toda América Latina continúan siendo robustos. Por ejemplo Colombia que puso fin a su conflicto de 53 años, aunque todavía tiene que empeñarse para conquistar la paz.

Es por eso que no podemos desmoronarnos. En Fundación Ciudadanía Inteligente nos comprometimos a colaborar para el fomento de debates y decisiones relevantes para el futuro de la democracia. Estamos convencidos de que el conocimiento sobre el mundo que nos rodea es imprescindible para hacer frente a cuestiones complejas. Y desde la ciudadanía necesitamos ayudar a moldear el futuro para que sea menos desafiante.

Este 2019 cumplimos 10 años y queremos celebrar en grande. Conmemoraremos nuestro trabajo con un encuentro regional en México con más de 100 activistas para intercambiar observaciones, conocimientos y experiencias con el objetivo de transformar la realidad que tenemos en la que queremos. Durante tres días profundizaremos en cuatro problemáticas de extrema urgencia que fueron identificadas en nuestras comunidades de activistas y aliados:

• Violencia política
  
• Crisis climática
  
• Acelerada desigualdad derivada de la brecha digital
  
• Cleptocracia como forma de gobierno.

Estos problemas o desafíos que hoy enfrenta el mundo no ocurren aislados uno del otro, sino que están estrechamente relacionados, abarcando la esfera pública y privada, nacional y transnacional. Tampoco son únicos de un país, pueblo o región, pero sí se manifiestan de formas específicas e impactan a diferentes grupos en cada región, comunidad y país. Poder discutir estos temas en conjunto nos permitirá encontrar puntos comunes de acción para evitar su agudización y así avanzar a una agenda de derechos.

En Fundación Ciudadanía Inteligente, sabemos que el futuro nunca ha estado garantizado o ha sido seguro. El péndulo de la historia nunca fue ético o justo. Narrativas antagónicas vendrán, algunas más estridentes que otras. Para prosperar en los nuevos tiempos de incertidumbre, necesitamos encarar nuestros mayores dilemas de frente, conscientes de que las conquistas históricas son el resultado de la acción colectiva de personas. La batalla de ideas promete ser intensa y la complacencia no es y nunca será una opción.